Hace un par de semanas mientras leía los últimos capítulos del 1er Libro de Samuel me encontré con una historia en la vida de David con la cual pienso que todos nosotros podemos sentirnos identificados; la historia tiene lugar en el periodo en que David vivió huyendo y ocultándose de del rey Saúl, quien lo perseguía de día y de noche no precisamente para darle un abrazo, sino para para matarlo y acabar con aquel que según él, le había robado el corazón del pueblo y que amenazaba con quitarle el trono. En una de esas ocasiones, quizás cansado de tanto tener que huir y ocultarse de Saúl, David toma la decisión de cambiarse de proveedor de seguridad, decide probar suerte con la protección que podían ofrecerle los ejércitos de los filisteos (antiguos enemigos de Israel) después de todo, ellos eran guerreros, tenían armas, caballos… Pero ¿dónde quedaría Dios? Él simplemente prometía cuidarlo tal y como hasta es...